Se diferencia del resto de la Basílica por la riqueza de sus materiales. Doce gradas de mármol rojo –donde se sitúa actualmente el altar mayor– separan el presbiterio del resto de la Basílica, más otras siete gradas sobre las que se sitúa el altar primitivo. El panteón de reyes se encuentra situado exactamente debajo del primer plano. El motivo de elevar tanto el altar era para que pudiera ser visto desde cualquier punto de la Basílica, especialmente desde el coro.