La formación dentro de la vida agustiniana pretende, ante todo, la unión con Cristo, y en el caso de la vida como religiosos se busca conseguir este objetivo común a través de la profesión de los consejos evangélicos. Ante esto, la formación dentro de la Orden de San Agustín pretende llevar a plenitud la consagración bautismal por medio de la profesión pública de los votos y siguiendo el ejemplo y la enseñanza de San Agustín y de la sana tradición agustiniana. Por lo tanto, la formación se desarrolla desde la comunidad de vida, la comunidad de fe y del apostolado, que constituyen la esencia de la comunidad agustiniana.
Busca la unión con Dios en comunidad, por ello, nuestro corazón busca al estilo de los primeros cristianos tener “una sola alma y un solo corazón orientados hacia Dios”. Para ello, la formación religioso-sacerdotal dentro de la Orden de San Agustín contempla tres pasos:
- PRENOVICIADO: Durante este período de tiempo se busca que los candidatos entren en familiaridad, de forma gradual, con la vida comunitaria agustiniana, siendo esta la forma para que el joven pueda sentirse capaz de tomar una decisión serena y libre en proyección a la siguiente etapa de la formación inicial.
- NOVICIADO: Esta etapa se extiende por un período de doce meses, siendo un tiempo privilegiado en la formación para la vida religiosa agustiniana. Su fin básico es dar a conocer y vivir las exigencias fundamentales de nuestro estilo de vida a través del descubrimiento personal de Cristo como Maestro interior y Palabra salvadora. Es un tiempo apropiado para dedicarlo con tranquilidad a la vida de oración, a la convivencia fraterna y a la práctica de los votos, sin otras tareas de por medio. Al final de este proceso, el novicio podrá pedir libre y voluntariamente el seguir más de cerca a Jesús por medio de los consejos evangélicos, renovables cada año; es decir, se da la profesión de votos simples o temporales.
- PROFESORIO: En este periodo y después de haber hecho los votos, los hermanos participan más profundamente en una comunidad que comparte la fe, la vida, el trabajo, y en todo lo que la vida religiosa agustiniana comporta. El profesorio es tiempo de oración y reflexión, tiempo para el estudio de la filosofía (dos años) y teología (cuatro años), base de una buena formación religioso-sacerdotal; es la etapa donde el profeso debe hacer un discernimiento serio de cara a optar por la profesión solemne de los consejos evangélicos y por la vida sacerdotal.