Agustinos
Un día

Un día

La escolanía ocupa un amplio espacio en el Monasterio de El Escorial, en la zona que habita la comunidad monástica. Están acomodados en habitaciones de 2 a 6 niños, perfectamente adaptadas a sus necesidades.

Los niños, tras levantarse y asearse, desayunan en la zona de la escolanía y van a clase al otro ángulo del Monasterio, donde se encuentra el Colegio de Alfonso XII. Allí comparten clases y recreos con los restantes alumnos del colegio, que tiene actualmente unos setecientos alumnos.

Al concluir las clases de la mañana, regresan al Monasterio, donde comen en un alegre comedor propio, que fue en su día la habitación de Fray Antonio de Villacastín, el obrero mayor de la construcción del Monasterio, alargada con otras habitaciones anexas.

La tarde la emplean en el estudio de las materias del colegio, juegos y deporte, estudio musical y la práctica de instrumentos.

Los fines de semana, el tiempo se divide entre actividades (deporte, tiempo libre, cine, coro), una hora diaria de estudio, las dos eucaristías en las que participan y la visita familiar, la tarde de los domingos.

Las galerías del Monasterio reservadas para la Escolanía son testigo privilegiado de la alegría de estos niños, entre los que existe una excelente convivencia y donde se forjan amistades para toda la vida. La práctica musical deja profunda huella en su sensibilidad, logrando no sólo excelentes resultados artísticos, sino también una arraigada afición por la música, que en algunos casos les lleva a participar en coros, una vez concluido su periodo de escolanos en el Monasterio, o a dedicarse profesionalmente a la música.